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domingo, 26 de junio de 2016

Fe en una mirada...



A partir de nuestra venida al mundo cuajamos nuestra vida con la fe de que es la esperanza la que cela esa rezagada y delicada mirada que nos atina entre la muchedumbre; y en el sigilo de su estancia, de la noche callada, de su andar valiente, salvaguarda el postrero hálito que nos anima a proseguir; y sin siquiera susurrar nos obsequia las definitivas afirmaciones que hacen que de golpe se agoten los llantos que, primaveras de hace tiempo ya, desaparecieron de nuestros semblantes.

martes, 7 de junio de 2016

Su nombre...



La recia brega con el día a día va tejiendo esa maraña de alegatos que me tienen, desde hace ya un tiempo, anudando garabatos en una esquina del recuerdo, al cobijo de suspiros y lamentos. Y será ahora, recostado en mi memoria y aplazadas mis vigilias de trajines y desvelos cuando  hilvane unas escasas y parvas tachaduras sobre el blanco del papel siempre díscolo para fruncir el velo de una entrañable e íntima verdad con la que llevo en coplas demasiado tiempo ya.
A modo de pretendido escribano, deshilachado ya por el tiempo y los odios que nunca vencen, propago hoy estas letras atesorando plegarias y devociones ya envejecidas, ilusiones zurcidas en confianzas y con la tartera del anhelo, del aguardo y de la esperanza próxima a consumirse… Y es que en las maletas de mis nostalgias y mis quereres, Ella es - verdaderamente-, el más grande de cuantos tengo…Ella cautiva mis silencios y allí donde mueren, el requiebro de su mirada los hacen brotar de nuevo.
En el lugar en que las angustias se revelan, Ella con el delicado gesto de sus manos las aparta, las sacude para siempre de mis días, azulea mi cielo.
Cuando las fuerzas se agotan, Ella -sin otra cosa que el sutil roce de su mano en mis labios-, consigue henchir mi alma de tesones.
Estremeció mi alma al despuntar aquel sublime día, y desde ese eterno soplo de Salud pinto con el matiz de su nombre, con el tono de su cara los ruegos de mis despertares,… ese que se filtra en mi boca cada mañana y que corre los cerrojos de mis ensueños cuando amoldo mis duquelas al arrebujo  de una almohada que devuelve tu nombre como sueño de ramos ya en la madrugada.