Vistas de página en total

martes, 1 de diciembre de 2015

Siempre a la vieja usanza...



Es ahora… cuando al levantar la última hoja de la interminable espera de todo un año esta se torna en desvelo. Es ahora… cuando el relente de los días se tamiza por los ventanales de las templadas estancias que disuelven en su aire el olor a musgo, a plástico de Belén rescatado de la infancia y espumillón que conserva las imágenes de los recuerdos mejor guardados. Es ahora… cuando los rincones de la vida diaria se revisten de añoranzas, historias de un baúl de la niñez rescatadas y cien veces relatadas, cartas llenas de ilusiones esperando su día para ataviar un anhelo de realidad en la corta edad de los sueños. Es ahora…  cuando todas las férreas convicciones abordan el día a día en caótico tropel,  y sumergen el quehacer diario en un momentáneo y profundo acto de fe sin medida…
Salgamos hasta las Templos, allí en donde Dios retira las agonías de Su Pasión por unos días en los bruñidos y rancios retablos, y baja, nace frente a nosotros, en nuestras casas, en nuestras parroquias, en nuestras calles para que lo contemplemos, lo percibamos, lo sintamos como ese aire fresco de la mañana, lo admiremos y busquemos su mirada, frente a frente, mirándolo a la cara e hilvanemos una añoranza más con la envoltura de la tradición, del rito, de la usanza, de la vieja pero siempre presente y vieja usanza…

martes, 17 de noviembre de 2015

"Desde mi ventana..."

No podía dejar de estar allí. Aunque recela para sí que le hace daño. Ya no puede vestir su cuerpo del trabajo que enriquece al hombre, recrear un esfuerzo para transmitir devoción, fe, oración callada en cada chicota, emoción contenida en cada revirá, acariciar el cielo con Ella en cada levantá… Y sin embargo, cada año, fiel a su cita, se encontrara con Ella a los pies de esa rampa empedrá, invadiéndole casi al unísono una tristeza que angustia su semblante y una ilusión recién estrenada, como la de esos revoltosos monaguillos rodeados de sus padres, que llenan de una luz de amanecida sus cansados ojos… Divagaba en cortos paseos su nostalgia. Se sentía un poco solo. A veces saludaba a algunos de los menos jóvenes. Era en estos momentos previos cuando sentía no considerarse uno de los escogidos por Ella.
No podía dejar de estar allí. Entrar en la iglesia. Mirar quedamente el paso recién encendido. Piensa en sus hermanos de hermandad, esos amigos que ya no están y ve sus rostros en el cálido semblante de la que quiso Dios llamáramos Madre. Recuerda las noches interminables de ensayo y de tertulia con cualquier pretexto… ¡Dios mío! Mira a su alrededor. ¡Cuántos jóvenes! Son otros tiempos, se lo dice a su hijo. Detiene ahora sus pensamientos en el rostro tantas veces preocupado de su mujer, esperándolo resignada…
Era su vida. No podía dejar de estar allí. Mira ahora el bello rostro de su Madre bendita. Parece que el tiempo se ha detenido… Sale hasta el dintel, donde están ya formados los primeros tramos de hermanos nazarenos. Ante sus ojos va pasando la cofradía. Algún pequeño saludo, una mirada en silencio. La seriedad de la penitencia.
No podía dejar de estar allí. Ha vuelto a perder la noción y el sentido de la realidad. Pero ante sus ojos un sordo crujido le descubre que el paso se ha arriado justo a su lado. Miradas de alegría y reconocimiento se abren paso entre los antifaces. Las lágrimas vuelven a brillar. Contempla a su Madre en Soledad. Reza sin palabras. Diríase que La llama. Se siente vivir en presencia de su Soledad.
La procesión se aleja y las puertas se cierran tras el paso. No sabe si volverá a vivir este momento. Pero en las entretelas de sus sentidos percibe que no se ha quedado allí, que va con ellos haciendo una nueva estación de callada penitencia.


domingo, 20 de septiembre de 2015

Mas allá de una mirada...

Donde no llegan nuestros sentimientos existe un instante mágico, prodigioso, en el que uno siente realmente que Ella está allí, como en una dimensión impensada, mirando, despertando con lágrimas en los ojos, serena, donde la ausencia nada significa… se puede adivinar un diálogo inalcanzable pero ante Ella…posible. Ante tan sublime mirada, te sientes sin defensas lógicas...sin argumentos formales, los principios, el orgullo…desaparecen. Las hipocresías de tantos serán siempre secundarias…Es entonces cuando te das cuenta que tus miedos no tienen sentido si sabes mirar desde el silencio y la fe, con los ojos del corazón, los de Dios, donde el dolor pierde su sentido de muerte…y la vida nace de la madera bendita, del rostro devoto de la Madre, que parece, solo parece querer morir…

miércoles, 2 de septiembre de 2015

En la calle, Soledad...

Evocas, a escasos días de tu inusitada presencia, un sueño que ahora por San Pedro parece dormido entre el envejecido y rancio dorado de tu altar y el sepia del otoño recién pincelado. Sugieres Amargura, que entreteje sus manos al compás de un silente y sobrio rachear, rancias filas de negro tafetán regio sabor a cofradía, olor a terruño ancestral de una Muy Real Ciudad. Suenas  a Amarguras, a Valle de ojos esmeralda, a costalero y a su rachear, surge el requiebro del remate de tu varal al sentir el susurro de la piedra centenaria de San Pedro  y su puerta que te quiere abrazar, nubes de incienso, sonidos de antaño, olor a cera, capirotes de negro Soledad  perfeccionan la dramática escena… Y es que, podría contaros que en la calle, la Soledad, es ese frío que recorre el cuerpo cuando la luna pinta desalientos sobre las callejas que conducen hacia ese camarín, cofre de nuestras devociones, que cobija la mirada de una Madre que nos cuida y pellizca el alma… y es que en vilo siempre nos tiene, pues su respirar parece que poco a poco se detiene, que podría llegarse a parar. Podría confesaros que en la calle, la Soledad, es ese anhelo que acaricia el alma cuando te giras y ves que un palio, inundado de fulgor, de pena y de dolor viene racheando, navegando sobre pies que marcan las huellas de tu camino Soledad. Pero tu llegada Señora es mucho más que todo eso…  y es que hay un encuentro con Dios en tu mirada, un encuentro único, exclusivo, personal como el Amor de Dios a cada uno. Y este encuentro sí que no tiene víspera ni final, puede vivirse permanentemente, desde que descubrimos cada cual que el  Señor nos llama, que nos está esperando, y que aguarda nuestra respuesta. Todo se une en el Señor y su bendita Madre, la razón de ser de nuestras cofradías, el sacrificio por amor de Dios mismo, que Ciudad Real y sus cofrades glosan en la gracia y en el Amor a su Madre, Madre Bendita de Dios.

domingo, 9 de agosto de 2015

En la cercanía de su presencia

Eternamente anhelando su bajada, y es que su perfil, su aire y su mirada de Madre indulgente y bondadosa se alcanzan mejor estando en ese soñado costado, guiando un año más nuestros rezos por los que no están, nuestras peticiones por los que vendrán y las de todos, que una vez postrados ante su reluciente altar solo pediremos volverla a ver un año más...
Al verla cada agosto enseñoreada en el lateral de la que es su casa, resuena en mi nostalgia y paladeo a qué sabe el aguardo de una promesa, recordé a mi hermana Carmen y me sentí enormemente afortunado y eternamente agradecido a mi madre por haberme parido ciudadrealeño y devoto de su Virgen del Prado.
Al arrimarme a calmar mis desconsuelos en el tafetán donde prendemos nuestros lamentos, mi ser es recorrido por corajes, por cariños, por pellizcos de tantos allegados y creyentes que hincan diariamente sus rezos en esa mirada dulce que refleja el color del cielo y que nos protege mejor que nadie de este mundo encorvado de desaires, envidias y falsas convicciones disfrazadas de leyes que buscan justificar quedos y vacíos rezos.
¿Quién no le ha rezado alguna vez a Nuestra Virgen del Prado?
¿Quién no ha reparado al menos un segundo ante su camarín?, como si alguien nos dijera…para, no vayas con tanta prisa y mírame, porque una madre siempre al hijo espera despierta…
¿Quién no conoce a alguien de esta especial Hermandad?
Y hasta su casa anduve, orientando hacia Ella mis pisadas para un esperado y diferente cruce con esa Madre que prefirió quedarse en esta tierra a estar peregrinando por el más sempiterno de los cielos. Al verla en la distancia, percibí que Ella aguardaba mi llegada.
Apresuré el tranco, la averigüé entre sus devotos, mis paisanos y en el pórtico que da entrada a la gloria me quedé, ausente de todo…sin pretender nada…sin buscar nada,… solo esbozar mis más profundos y sentidos suspiros en tan majestuosa atmósfera de fe y devoción cargada.
Ya siendo niño constantemente me ha impresionado, siempre me ha hecho sentirme minúsculo, siempre me ha dolido que no me dejaran, que no nos dejaran acercarnos a Ella… sobre todo en esa postura suya de Reina y compasiva Madre que deja que sus hijos con mimo la besen en sus amorosas manos  y creerme, cada día estoy más convencido de que ese alejamiento impuesto se refleja en su rostro aceitunado.
Apenas disfruto de tenerla frente por frente y no me veo capaz de sostenerle la mirada y es que noto que la he esquivado en más de una ocasión, no he deseado saber nada o muy poco de Ella cuando mi vida se ha recostado sobre las almohadas de la dicha; y es que  me cuestiono mucho el que yo perdone a mis semejantes tal y como haces Tú antes de retirarte cada tarde a acunar a tu Niño en tus sobrios aposentos.
Anhelo retenerla delante de mí y no me  siento con fuerzas, será porque he cargado contra su benignidad todo mi enojo…evitado su gracia cuando un adoquín en el camino me ha hecho darme de bruces contra la dura vida…te tengo enfrente y no soy digno de contemplar tu fulgurante mirada porque tus ráfagas de plata se clavan en mis palabras… Mas en este postrero cruce  de miradas los golpes del alma me vomitaron el final, exclamaron que me allegara hasta perderme en su alegría, obrando que las contemplaciones resguardaran los silencios…y los guardaron… En ese soplo de tiempo, un soplo de Dios en lo más hondo del alma  que empezó a orear cauces en el frío de mi sangre… Las ataduras empezaron a desatarse y las tinieblas se desangraron entre susurros de silenciosos secretos.
Y nos sobró con un escueto gesto para arreglar cuentas, esas que uno y otro anotamos sobre legajos de tafetanes cárdenos, esos que pasea su hijo frente a su casa cuando el primer martes Santo del año anuncia su ocaso.

lunes, 27 de julio de 2015

Barca de fe...

Y es que…cuanta fe guarda…

Varada en su altar de plata, con su cara de gracia y finura desbordada y las manos abiertas,… afrentando al acallo peregrino del recelo… rima desligá del verso en la que anida el pellizco, faltriquera del alma donde nos aguardan las cuentas que respetar. 
Silueta vaporosa de la llama de un cirio expirando…eres amparo de mendicantes, las manos del indefenso, el reencuentro con lo vivido, el anverso de las cadenas que con oro cincelan tu perfil de Reina, el lustre de las cerámicas manando añoranzas emigradas…eres huella de incontables llantos que renacen ante tu presencia y a cada momento lejos de ella…eres la promesa que imaginé cuando se disipo mi voluntad de seguir, de vivir…eres el aliento  que está a punto de escaparse…eres el quicio que apremio cuando no alcanzo a dónde acudir… Oasis del que nacen los pasos de lo acostumbrado, núcleo en el que habitan las duquelas del suplicio, recoveco de los secretos más íntimos donde se descorren cerrojos para extraviarse por las orillas incompletas del pasado.
Es aproximarte hasta Su destello, y Su propio destello es suficiente para rodearte, para  ampararte, para estimular espeluznos en cada respiración, en cada palpitación del aire, en cada trazo que esbozas apenas sin que eches cuentas sobre el filamento de un credo que en Su Soberana estampa atesora todo el raciocinio del orbe. Nadie está al tanto -ni debería de estarlo-en donde reside Su tirón… cuentan que en su mirada,… refieren que en su lozanía…apuntan que en su resplandor…Los catedráticos le imponen parte de la carga al sol cuando hilvana su dorso con alfileres de perfidias…y los educandos presumen que la imputa la posea la luna… refieren que es la única que consigue alumbrar la madrugada cuando esta lo ilustra todo por completo… mas, los cabales no concurren en acuerdo… los delirantes solo requieren del azulado de su mirada… los devotos, de su favor… los honestos pretenden solicitar su compasión… y sus paisanos…sus paisanos sin más piden arder su nombre en los labios para adentrarse en el reino de los cielo por Ella coronado.

Y es que…cuanta fe guarda varada en su altar de plata.

jueves, 25 de junio de 2015

Cuando la distancia no existe

Y es que, nos sobra todo… y no nos falta nada… Se eriza la piel... y se despojan los sentimientos de los constantes silencios, porque Dios siempre deja una puerta encajada para que vayamos a buscarle y de la más sencilla de las maneras lo encontremos.

jueves, 11 de junio de 2015

Causa de nuestra alegría...

En su Sagrado oratorio todavía tintineaba la última plegaria que alguna  ferviente devota entrada en años, de cabellos argénteos recogidos en un esmerado moño y apoyada en su bastón, guardaba en su cansado pero generoso corazón como tesoro que llevar ante sus plantas. La claridad empezaba a acariciar los gruesos mármoles que simulaban cristales de pulcras vidrieras y los destellos abordaban su rostro de terciopelo. La mañana se acicalaba para despabilar a su Reina. La espadaña se entreveía colmada de palomas y en su rosario relucían cientos de esperanzas revestidas de ofrendas.
En aquel momento me encamine a mi rincón eterno, recité quedo, inquieto, la oración más bella…”Dios te salve Reina y Madre de Misericordia…” intentando rehuir su mirada. Más…Ella…Ella me contemplaba, pero en esta ocasión con otro aire… Presumo, sin temor a equivocarme que esbozaba una tenue sonrisa. Un fulgor de humanidad filtraba su apenado contorno. Y es que la advertía sin sufrimiento, sin aflicción, sin insolencias; no le hacía falta su presea, le sobraba su dolor en soledad, sus tribulaciones; no quería encajes, ni broches, ni tan siquiera las estrellas de oro de su índigo tafetán. Simplemente era Ella… albor que asalta las negruras, hoguera que ahoga escalofríos, faro y guía entre tanta alma perdida. Ella, pendiente del rastro de mis descuidos…De mis duquelas. De mis vigilias  a la luz de una vela.
Y así la quiero siempre a mi lado. Cogido de Su mano. Cercano a Ella...la causante de vivir mi fe respirando al amparo de su manto...el motivo para continuar día tras día peleando...el ademán de la dicha que se esboza en mi semblante.
Descendió de su cálida hornacina, izó el decorado de la vida y me destapó la verdad eterna que algún día, en algún momento, en algún lugar perdí, quizás en una madrugada en que el dolor cerró el paso a la esperanza…No pude recitar nada más… puesto que de todo punto estaba ya dictado.

miércoles, 10 de junio de 2015

La espera del gozo

Aparten los velos que tapizan nuestros sentidos para… contemplar, percibir, aspirar, acariciar y paladear lo que mayo nos trasmitió y lo que el tiempo, esa sombra que Dios esculpe en las esquinas del atardecer para que descubramos la verdad y la grandeza de las cosas… ese tiempo, distancia que nos separa de las emociones, camino que nos separa del gozo y la magia del instante fugaz, nos mantendrá en vilo el corazón, palpitante el  sueño del Domingo de su recién estrenada Pasión.

sábado, 6 de junio de 2015

Dobleces...

A un gran número de los que nos movemos por este mundo de exornos hilarantes, tallados ideales, maestros de…nada y marchas de solos inacabables y pitidos chirriantes también nos sucede eso; intentamos rebuscarlo entre altares de culto vacíos de verdades y retablos colmados de polvo y sombras…y, no nos damos cuenta que Dios asoma en las rincones de las cosas sencillas…sinceras, sin adornos ni velos que ocultan falsos principios revestidos de notorios actos tan hipócritas y llenos de continente, como vacíos de hondura y de contenido.

jueves, 28 de mayo de 2015

Fuente de devoción

Es ahora…en este justo suspiro del tiempo, este en el que la gracia de Dios nos pellizca con suspiros de una devoción que nos rebosa el horizonte de nuestra vida, es ahora…cuando Ella se asoma por la puerta de sus aposentos para despedir con el perfume de su aliento el mes de los sueños, buscando resguardo en miradas que hablan de favores y que a su rostro se hilvanan y de cariño la cuajan…entre el cercano susurro de las hojas que ante su mirada retoñan, el  frío del mirador tantas veces rezado de su ventana o el reposo de algunas palomas agotadas de cruzar la bóveda celeste de su mirada; oratorio sin horarios que guarda plegarias vespertinas y zaguanes enquistados de la sentida verdad de sus hijos que la alaban; hornacina sagrada salpicada de rezos entre arrebatos de fervores o corazones ceñidos a la soledad. En ellos, que frente a ti su fe derraman se puede leer la historia de nuestra ciudad, esa que se escribe con el agua que un día broto de Tu fuente y regó el vergel de su Salud; en ellos se descifran nuestras tradiciones, nuestras leyendas, esas que trazaron nuestros mayores y los de estos, antepasados que forjaron una fe que les amparaba en sus mil y una batallas, libradas en el luchar del día a día, que no es poco acostarse con las manos manchadas y levantarse con ellas ocupadas. En ellos se puede reconocer el arte, esa gallardía que el universo quisiera para sí cada vez el nácar de tu rostro y el fulgor de tu mirada desgarra en quejíos las envidias y recelos de la luna al asomarse y ver tu cara dibujada al resguardo de la cera, tan bella y tan pura.

martes, 12 de mayo de 2015

El tiempo de los sueños...

A veces quisiéramos que se parase el tiempo de nuestra vida en aquel momento, en aquel lugar por toda una eternidad. Nos damos cuenta de que forman parte de nuestro ser… que en Ellos hemos descubierto un sentido, unos valores, que no estamos solos… y desde la fe, que hay un Dios que vive en todos ellos como una misteriosa experiencia de amor... y es que por mayo llega el tiempo de los sueños...

lunes, 11 de mayo de 2015

viernes, 8 de mayo de 2015

Sintiendo la penitencia

Se había ido quedando solo, aun encontrándose envuelto por la más numerosa y cuantiosa de las compañías, paladeando la monacal penumbra, con los ojos impenetrables, secretos, sin que lo que había a en torno a él le desviase de su única encomienda. Segundo tras segundo toda su alma se ha ido abandonando a la austeridad del momento, a la disciplina que se respira, a la penitencia presentida, y su vida terrenal se ha ido sofocando a la vez que se prendía la llama de la cera que iluminará Su camino al Calvario. Apenas si mira la luz que usurpa la paz, el sosiego del atrio que precede a la sin par humilde y sagrada clausura, cuando esta abre sus puertas y Dios ya ha levantado recorriendo el pasillo antes de cera iluminado, con paso firme, lento y racheado.

Pedir perdón a los lectores por la calidad de la foto,
pero al subirla a blogger pierde toda la calidad.

Para algunos de nosotros esta es la Pasión, la vivencia, la auténtica penitencia, la que vivimos cada Martes Santo y que nos conforta, nos alienta a seguir, a ser un poco cirineos de su Pena aunque no podamos quitarle su cruz. No es fácil para el orgullo humano aceptar que, ante Él, somos tan poca cosa… Auténticos cristianos, sin gloriarse de ello, rezando bajo el antifaz con la esperanza de quien confía y espera revivir en la Pascua Florida, sin atisbo de incredulidad y sin otro misterio de teologías, no lo necesitamos.

lunes, 4 de mayo de 2015

La ciudad de las reales realidades...



En este efímero momento, huidizo y sutil hálito de viento que es el tiempo, ahora más que nunca, ansiaría que mi retórica pudiera echar anclas en los sentidos de los que solamente intuirán el negro sobre blanco de estos trazos sin pericia alguna. Desearía que mis palabras fondeasen en aquellos que no han logrado saborear ese aire pleno de  Amarguras tras un manto azul, cielo del perchel en la inigualable anochecida del viernes dolorida…en los que no las descubrirán en esta vida, porque lo eminente que contemplarán serán las puertas del Cielo y percibirán sus campanas como toque postrero. Ambicionaría se aferrasen a los que no distinguen por qué nos gusta tanto el arranque siempre valiente de un Misterio o de un palio bien “llevao” , o el escogido repertorio que la Soledad pasea por San Pedro con gracia y siempre a compás…querría que fondearan en aquellos que nunca oirán las bambalinas de la Esperanza, resonando contra las paredes vetustas, sabias de un pasaje, tan solo engalanadas con la luz de la candelería de Su paso, en ese lapso de la noche en que reaparecemos en tiempos pretéritos y meditamos viendo encaminarse hacia la gloria del Carmen a la hermandad de la Penas, a compás de los versos que deja en el aire el rachear del Señor sobre costales… y nos quedamos solos, pisando el suelo que un momento antes anduvieron Sus costaleros, siguiendo a Dios hasta su anhelada y pretendida casa, consumiendo el día que estuvimos esperando todo el año y se nos ha escapado de la memoria sin darnos cuenta…y hacer vibrar las almas de los que viven en un mundo de silencios, cuando una campana seca, destemplada y pausada de un muñidor que anuncia cortejo fúnebre de otra época, y lo que ya se nos escapa es la semana entera que sirve de excusa para el resto del año. Una Madre con Su Hijo en brazos, exánime por Amor, transita las calles agotadas del bullicio, un duelo en silencio por San Pedro y una ciudad por testigo…anhelaría hacer llegar mis palabras a los que no conocen cómo es el silencio de la espera de otra Plaza de Santiago, después del dilatado aguardo, cuando seis ciriales doblan la esquina de la antigua Casa Madre, confirmando que la más hermosa y autentica Estación de Penitencia esta a punto de dar la revirá madre de todas las revirás y plantarse frente al monumento que las hermanas nos ofrecen para rezar, meditar y creer en lo que es la Verdad.
Pretendo llegar a aquellos que desdeñan el crujido del leño del Crucificado de la Piedad, tan muerto que todo en torno a Él llama a la muerte, Calvario inmenso de negrura que cruza la ciudad entre Amor, Angustias o la cercana esperanza de la Resurrección…o el tintineo de las bellotas del Ave María, transida de dolor, el de los angelotes de plata de la Señora del Consuelo, que perfuman la trasera de su paso, loza fina en su andar por el pasaje, final del sueño de una cuadrilla con arte, el chasquear de los hachones del que fue juzgado y muerto de la peor de las maneras y en su hermandad le dieron la Muerte más Buena, los cánticos de las Hermanitas a la más Señorial y más Dolorosa de las Madres en su casa perchelera, el silencio de los borlones contra los varales de la más Dulce Virgen que engendró el Pan…última Cena del Señor, el de los rosarios en Sus manos meciéndose a compás, tan a compás como el sueño que dibuja un paso en azulado y marfil de un Domingo de Ramos que sólo existe en una calle, barrio de los Ángeles de un Dios Cautivo y de Salud salvado, el redoble particular de Santo Tomas, los solos de cornetas de Virgen del Prado y nuestra agrupación que marcan un sello de calidad, la voz noble, sin más, de las viejas dinastías de capataz, de Juan Carlos Naranjo mandando a su Virgen, de nombre Consuelo que embelesa en su andar, la de Fran Muñoz y sus hermanos, Pablo y Jesús llamando a su gente de canela y clavo gladiadores del Cautivo, para romper en su recogía delante de una Madre de piel canela y mantilla fina de encaje, la de los Abenza señorío y compas, cánones de antiguas cuadrillas asalariadas y caminar por derecho, Soledad y Penas al frente, pausado y alargando la “zanca”…pam…pam…pam…pam, nos cortan el aliento su caminar… Les chisteo a los que de ningún modo repararán en cómo se desbarata una marcha cuando la banda nos sobrepasa y nos  deja atrás, muy atrás, contraponiendo la disposición de los instrumentos, mientras se diluye la espera y permanecemos en la contemplación imponente de un manto, una corona y unos candelabros de cola que incendian los bordados y los doran.
Y como no, siempre me tengo que dirigir a los que todos los años iluminamos su Pasión, nuestra pasión a través de un cristal, estorbándonos en las mismas bocacalles, saludándonos en los mismos rincones, disfrutando en las mismas esquinas del arte, a la justa hora, viendo y viviendo las mismas cofradías que nos enamoran, a los que disfrutan de este universo portentoso de la mano del padre o de la madre, o a los que una vez al año ven pasar a su Dios cerca de su casa y bajan a su encuentro para disfrutarlo y rezarlo, como esa mujer de cabellos níveos, que Miguel retrata magistralmente, las abuelas son como la Virgen que nos cuidan y nos quieren, y además reparten ilusiones para todo un año y hacen que recobremos  la esperanza y el anhelo de una nueva primavera con la fe y la devoción transmitida a través del brillo de la mirada más limpia y transparente de toda la ciudad, la de su Cautivo de los Ángeles y la Salud de los suyos como primoroso estandarte…
Y…es ahora, a través de estas torpes palabras cuando quiero hacer llegar y que calen en sus sentires más hondos a todos aquellos a quienes esta vida necesitó colocar más escollos de los que ya de por sí encierra para todos, pero Dios les salvaguardó el gracejo de ser cofrades en esta nuestra ciudad, la ciudad de las duras y reales realidades…

domingo, 26 de abril de 2015

Hoja informativa

En el enlace de mas abajo, así como pinchando en la imagen de la columna de la derecha podréis acceder al contenido de la hoja informativa que la hermandad de las Penas edita digitalmente.



                      Hoja informativa Hermandad de las Penas. Pascua de Resurrección 2015

jueves, 23 de abril de 2015

La esencia de nuestras creencias

Sabes…cuando contemplo a la Virgen en aquel diluvio de flores, creo más firmemente en la Resurrección…en que, los que se han ido, nunca lo hacen del todo, y sus almas están en cada fulgor de su palio, en cada suspiro que a su paso se escapa, en cada plegaria que hasta su dulce gesto vuela, en cada favor concedido…

sábado, 18 de abril de 2015

La semana siempre revivida...

Letra por letra, todo esto, estaba escrito ya desde hace algún que otro tiempo en las costuras de mis entretelas, pero no hallaba la ocasión para asomarme a los ventanales de los sueños y dar rienda suelta a mis más hondos e íntimos silencios. Quien lo redactó en mi alma y lo cincelo en mi corazón se fue volando, zarpó –como fervorosa y fiel devota carmelita-  presurosa para preparar esa espera que siempre parece infinita… Exhortada por esa consideración revestida de desvelo, que se torna en impaciencia y se revela en cálida explosión de luz, color, sabor, olor, fe, oración…que, a todos los que destilan y despiden su luz les invade cuando la primavera acompaña su presencia. Es la gloria de nuestra esperanza y esa remembranza de auténtico regusto a calles perfumadas, a iglesias de altares de cultos invadidas y enseñoreadas,  y ese siempre presente aroma a Dios fresco, recién implorado, inmaculado que… no tiene nombre. Auténtico sabor, que solo lo encuentro en el recuerdo y en los sueños que se repiten desde niño.  Y…es que Él y Su Madre lo son todo…son compositores de nuestros sueños, escritores de cuentos que nos adormecen y al abrigo de Su corazón, hombres y mujeres cofrades, cristianos de bien, nos sueñan y nos quieren siempre junto a Ellos…son pregoneros de la dura lucha del día a día de nuestras vidas, decidores de versos y oraciones aprendidas, que al recitarlas dejan en la boca sabor a sangre presentida y dolor en una pasión de siglos transmitida. Y es que en estas tradiciones y devociones heredadas se viste la hechura de postinería de bronce antiguo… Y es que son Ellos, los que poseen la gracia, esas soberanas maneras para subir a esos confines azules que no son más que la gloria que esperamos alcanzar desde esta lastimera tierra que huele demasiadas veces a podrida. 
Se nos fue volando la semana de los sueños y las vivencias, una nueva espera para que el cielo se vista de estrellas, para que el niño golpee el tambor a compás y con fuerza… para que tus ojos escondidos Madre, nos traspasen con su mirada, y rompan en lágrimas antes que entre un nuevo Viernes de dolor y muerte presentida, y temblores de cielo y tierra se aposenten por las esquinas.

miércoles, 8 de abril de 2015

Revivir lo vivido...

Y...el tiempo parecerá detenerse, amanerarse, demorarse en ese anunciado desenlace ya cercano, posarse en la gracia de un palio que se aleja, aquietarse en la elegancia de una cofradía...que sabe y que huele a eso...a cofradía... y, antes que nos demos cuenta nos hallaremos ante la mas hermosa de las Soledades, otra de las Reinas de la ciudad, para guardar en ese valioso cofre que el cofrade recela en lo mas hondo de su alma las ultimas vivencias de una semana arrebatadora.
Cuando entre la virgen de la Soledad solo quedaremos nosotros, habrá que esperar otro año para vivir el milagro de la presencia viva de Dios y su Bendita Madre en las calles y plazas de nuestra ciudad. Nos quedara el recuerdo, porque -al igual que la energía- la Semana Santa no se pierde, solo se transforma, y nos queda con la apariencia de la nostalgia de lo vivido, con la hechura del repeluco al recordar aquel instante soñado y ya por siempre recordado, con la imagen de las evocaciones en la cabeza y el pellizco de la emoción en nuestro corazón...

martes, 31 de marzo de 2015

Martes de Dios

A los cofrades de viejos y rancios deleites nos invadirá un aluvión de reminiscencias a otros lugares, a otros tiempos, cuando vuelvan a sonar por el Carmen los compases, las notas suaves, dulces, que acariciaran el aire que antecede a Dios en su infinita Pena a lo largo de su amargo recorrido. Serán como clarines que harán salir al ruedo entrañable de la ciudad, no un toro fiero de bravura desmedida, trágico y negro de recuerdos, sino una placida e incomparable visión de una maestrante cofradía que parecerá atravesar el túnel del imparable y caprichoso tiempo...
Dispónganse, retiren los velos que tapizan sus mas florecientes sentidos y vivan, paladeen, sientan intensamente la presencia de Dios caminando por las calles de nuestra ciudad...

domingo, 29 de marzo de 2015

miércoles, 25 de marzo de 2015

Las horas aceleradas...

Cuando...poco más allá del mediodía del viernes de los sueños por estrenar, tintinee la “Salve Regina” en los adentros de Santiago, estaremos en el umbral, en el inicio del idilio con los sentidos, en el principio de compases de ensueño que nos pellizcaran en lo más profundo del alma, en el preámbulo arrebatador que a impulsos de airosas levantas pondrán en vilo nuestro corazón de emoción acelerado, en el génesis de la causa, de las raíces que emocionan a miles de lúcidos que han plasmado en este delirio su modo de vida...dará comienzo el fin de la añoranza, el hálito que da valor a los vestigios de los desánimos.
Empezaremos a vaciarnos el alma para volver a llenarla de ofrendas, de tribulaciones, de duquelas, de miserias; de ilusiones, de gozos, de consuelos, de motivos por los que rezarte, de causas por las que siempre tengo que quererte, de temples, de compases al son del tintineo de tus varales…y, es que, muy pronto, comenzaremos a sentirnos un poquito más felices, empezaremos a vivir en cofrade, de acompasadas maneras para pararnos, y sobre los pies en cada esquina Madre, rezarte…

martes, 24 de marzo de 2015

El tiempo...

Y…parece que ha llegado el tiempo…

El tiempo de los momentos de encuentro, de dialogo, donde las personas descubren el Misterio de un Dios que vive en medio de los hombres, que se hace visible desde la devoción a unas imágenes benditas y merced… al tiempo…

El tiempo en el que Dios vuelve para para hacerse Hombre una vez más y habitar entre nosotros e ir derramando su sangre por calles envueltas en cera y perfumadas por un olor especial, único, propio…el olor a Pasión. Cera, flor, incienso, bordados, terciopelos, maderas, acerados, fachadas!... todo emana la presencia divina de Dios.

El tiempo…esa sombra que Dios esculpe en las esquinas del atardecer para que descubramos la verdad, la evidencia de Sus cosas, nuestras cosas.

El tiempo…esa distancia que nos separa de las emociones, va pasando lentamente, como notas inacabables que a tus pies descansan, Padre Nazareno, y que se duermen al abrigo de una túnica aterciopelada  y al calor de tus faroles en la encendida tarde en que tu altar cuajado de plegarias y oraciones calladas se mece por las callejas que rodean la anhelada, cada naciente primavera, Plaza de Los Mercedarios.

El tiempo…ese camino que nos separa del gozo y la magia del instante fugaz, se queda enredado entre los arboles de este rincón sin igual, perfumando un sueño que cada domingo de su recién estrenada Pasión nos pone en vilo el corazón…el tiempo, ese tiempo de su esperada Pasión y que de entre las manos ya se nos está yendo.

El tiempo…nuestro tiempo...

jueves, 19 de marzo de 2015

Los días iluminados...

El cofrade tiene sus tiempos perfectamente organizados en las revoleras más hondas de su ser...su caligrafía de la ortodoxia, sus rincones del espíritu y de la materia, sus días vitales que siempre están más allá de cualquier razonamiento. Los que ignoran este, su código sentimental suelen también encontrar grandes dificultades para adentrarse en su estructura comunicativa. Resulta difícil captar la identidad popular, propia, única de este grupo de fieles, mas si cabe cuando se intenta arrinconar la raíz del rito, se intenta esconder la gracia del boato... Y…es que, para ellos, un rito es, todo lo que circunda sus realidades devocionales. Un rito es acudir cada viernes del año a la llamada del Señor y un rito es guardar silencio cuando de madrugada su cruz arrastra. Un rito es esperar a que aparezca Su figura encorvada en la ojiva de San Pedro enmarcada y un rito es contar los días de la larga espera al revés, hasta el domingo de su Pasión, prologo indiscutible de la Semana Santa.
Esta es la perspectiva cofrade no del tiempo como utilidad, sino del tiempo como milagro en que cada cosa se produce a la manera de un regalo de lo puramente suntuoso, la manifestación graciable del sentimiento de estar vivo. La ceremonia de la Gracia.
Ese domingo que anuncia la ya deseada y anhelada primavera es, para los cofrades, como esa gracia anunciadora de que ya estamos en la metafísica de la emoción. Y este anuncio es por tanto algo que se nos da, un don, un regalo que supone la superación del tiempo utilitario y cotidiano. Así, el Domingo de Pasión se entraña en nuestro ser, queriendo o sin querer, consciente o inconscientemente, con una fuerza ritual incambiable. Y además, sencillamente, como algo que llevara siglos circulando en la sangre de las cosas, porque sí. Por eso no hay calendario capaz de explicarlo ni de modificarlo.
Y cuando baja de su altar el Nazareno, en la hora, en el día exacto en que el jueves empieza a tornarse de morado, la ciudad, sus cofrades, saben que hemos entrado ya en el surtidor de sus días iluminados.

lunes, 16 de marzo de 2015

Donde habita el Amor...

Contados son los acontecimientos que se revisten de una cariñosa sencillez, y pocos, muy pocos como los que tienen lugar en el modesto ámbito que se matiza al entrar en el exquisito y recoleto hogar donde habita el Amor, despertado de su sueño de eternidad. Hoy la luz plomiza tenía una cita con la historia para vestirse de suave y temblorosa caricia, de tierno y delicado beso, de sublime y cercana presencia. El delicado parpadeo de las miradas enclaustradas tras la celosía de la devoción honda, escondida, y las músicas que navegan en el aire añejo que envuelve al vetusto templo empiezan a arrullar a Dios, entre sueños y fervores desvelados. Y esa atmósfera cálida, que aferra fervores en los rincones del sagrado oratorio, corazón vivo de los Remedios, se va dulcificando con las huellas de los siglos que viven dentro de los muros de la balsámica ermita, retiro con olor a  otros tiempos. Bien se sabe que el barrio, sus convecinos, sus hogares, perduran al resguardo de la raigambre de una rancia iglesia, los vestigios esculpidos en las piedras y en sus recovecos, acentuados por reminiscencias rociadas de tradiciones de incomparables y ya gastados tiempos.
Y… es que, si simple es el espacio que se esboza dentro de este sin par universo de ascetismo y oración callada al amparo del Amor de nuestros sueños y desvelos, exageradamente más claro debería ser sentir esas señales que a menudo nos revela - eternamente a su modo -, ese Dios al que malamente requerimos y muy raramente oramos,  pero que siempre está ahí. El Amor, que alivia nuestras aflicciones en los Remedios, -el que resguarda los ensueños, nuestros sueños-, arrulla todos los días del año nuestras penas, nuestras amargas duquelas, abrigándonos en esa imagen de gubias celestiales y relentes que azotan su destino,… y Él es el único que puede intensificar el sendero de nuestra fe, la verdad de nuestra devoción.
Como se puede apreciar  existe todo un universo de simples e indescifrables contrastes, sin más… Diferencias al fin y al cabo. Y cuando las horas vuelen, los días corran y los meses se sucedan vestidos de desidias, volveremos la mirada sobre nuestros hombros y añoraremos ese ocaso melancólico de un día pleno de Amor en la atmósfera
de una ermita abrumada de suplicas, de rezos, de ruegos callados… en el que un Hombre, de Amor dormido –descendido de una Cruz gastada de Amor, con sabor a pureza y oración-, expira para transmitirnos que su magnificencia se encierra en el cielo callado de sus manos llagadas por el golpe de unos clavos de pasión y en la caricia suave de un sudario, lienzo en blanco por escribir…en la súplica tierna de una multitud que en incontables veces camina dándole la espalda…y en una plaza, con autentico pasado que hunde sus recuerdos hasta las mismas entrañas de una ciudad que de nada se apiada… y, es que al llegar en esa mañana soñada, con las puertas de la ermita abiertas de par en par proclamando la luz y la grandeza del Amor de Dios, ese Hombre, consolado de besos, arrullado de caricias, sostenido de suplicas, envuelto en sudario de fervor, dejó escapar más de una inmaculada lágrima al saberse transmisor de un legado de amor y oración como meta de nuestros sueños, como entrada al soñado reino de Dios, a través de los cielos de los Remedios, donde habita el Amor.

jueves, 12 de marzo de 2015

Lo intimo de la vivencia...

Es ahora… cuando la interminable espera de todo un año se vuelve desvelo. Es ahora…cuando la claridad de los días de cuaresma se tamiza por los ventanales de las aun frescas estancias que disuelven en su ambiente el olor a cera apagada y naftalina incensada. Es ahora… cuando los rincones de mi vida diaria se revisten de sargas púrpuras y enlutadas, nacaradas y añiles, cetrinas y pajizas, esperando su día para vestir una ilusión que vive en la edad de los sueños, esa edad en que todo es posible. Es ahora…cuando todas mis férreas convicciones me abordan en caótico tropel, y me sumergen en un momentáneo y profundo desasosiego… Y, paseo hasta las Templos, allí en donde Dios arrincona los estertores de Su Pasión por unos días, dorados retablos de rancios y añorados recuerdos, y desciende, se pone frente a nosotros, a nuestra altura, para que lo contemplemos, lo percibamos, lo sintamos como esa brisa fresca de la mañana, lo admiremos, y busquemos su mirada, frente a frente, mirándolo a la cara, e hilvanemos una añoranza más con la envoltura de la tradición, del rito, de la usanza, de la vieja pero siempre presente y vieja usanza, en lo más íntimo de nuestros sentimientos, cuidados y pulcros, recién salidos del encuentro con los sentires de nuestra Cuaresma única... Estamos en vísperas cuando esto escribo... vísperas son los días del prefacio de la primavera...vísperas son el memorial de intimidades susurradas en el encuentro del Domingo de Pasión, Ramos adelantados, tarde plena de Gracia y Amparo en los pies benditos de su Hijo Nazareno. Pero que verdad es que nada hay como el momento real y verdadero. Nada como el momento mismo del encuentro, de la vivencia. Un instante que bien vale su brevedad...

martes, 10 de marzo de 2015

Hoja informativa Cuaresma 2015

En el siguiente enlace podéis leer y consultar la hoja informativa "El Muñidor", que edita la hermandad de las Penas para mantener informados a sus hermanos.

https://www.dropbox.com/s/1wk3xz1jp9kk3qn/Hoja%20informativa%20Cuaresma%202015.pdf?dl=0

Cartel tertulia cofrade "El Sanedrín" 2015



Como todas las cuaresmas, el Sanedrín se reunió ayer para presentar su cartel anunciador de la próxima Semana Santa. Fue la Casa Hermandad de la Soledad la que nos acogió para este acto, donde pudimos presentar un cartel protagonizado por una fotografía de D. Miguel Barba  que muestra un primer plano del babero del capillo y parte del fajín de un nazareno de esta Cofradía del Sábado Santo. Los encargados de esta tertulia, hemos querido así que la Soledad estuviera más presente esta Cuaresma por sus 450 años, sirviendo de homenaje a la Hermandad más antigua de nuestra Semana Santa.

Dar las gracias a la Hermandad de la Soledad por su acogida y a la mucha gente presente en el acto por acompañarnos en estos momentos.

Les dejamos a continuación la imagen del cartel El Sanedrín 2015:

Reminiscencias de tu soledad...

A los cofrades de viejos y rancios deleites nos invadirá un aluvión de reminiscencias a otros lugares, a otros tiempos, cuando vuelvan a sonar por San Pedro los compases lastimeros que acompañan a la Soledad de una Madre en su amargo recorrido. Serán como clarines que harán salir al ruedo entrañable de la ciudad, no un fiero toro, trágico y negro de recuerdos, sino una placida e incomparable visión de una maestramente cofradía que parecerá atravesar el túnel del imparable y caprichoso tiempo.
Cada uno recordara o revestirá el escenario según sus remembranzas. Yo lo recuerdo agarrado a una valla de su empedrada subida o enarbolado en los pedestales de Hacienda, inventando lo imposible por verla cuando llegaba y la primavera parecía acabarse en su entrada, en el corazón de una ciudad sin prisas, en la que su presencia todo lo paralizaba, sin mamotretos arquitectónicos, sin más humos que los de una candelería en los últimos instantes de su efímera vida. Era un gran paréntesis que se abría en el dilatado y negro cielo que se veía desde mi posición frente a la torre rematada de tiara y llaves celestiales que conducen a esa bóveda ahora oscura, mástil del gran navío que es su iglesia, anclado casi a orillas del corazón de la ciudad. Los sonidos del transitar diario rumoreaban menos y más lejos en la ya sobrevenida primavera, recamados en esas escalas ascendentes tan queridas de los afiladores, cuyos sones cortantes herían gravemente el silencio dejado por la cofradía de negro y serio duelo ferviente, y, es que, hasta los pajarillos callaban y cuando la espadaña carmelita dejaba descansar la esquila del coro vespertino, comenzaba oficialmente la siesta. El clac-cloc de algún carro de reparto tirado por mulas cesaba y tan solo arrullaba nuestra siesta el pregón silente dejado en la calle con regusto a fugaz muerte…que como un vaho subía hasta las ventanas recogiendo todo el ambiente de las calles recoletas que rodeaban esta collación, y que se hacía triste y lastimero como una evocación cuando se alejaba por el Pilar hacia el bullicioso Prado y su Catedral. Era esta fecha de las primeras de la primavera en que la acústica del día caluroso -sol y azul como una inmensa capa pluvial de la Purísima bordada en oro- tenía una inefable novedad. Una hermandad, la Soledad, cuatrocientos cincuenta años atrás comenzaba a llorar…

lunes, 9 de marzo de 2015

Nuestra Semana Santa

Estamos en el gozo de las vísperas cuando esto escribo. En Cuaresma de vida cuando estas letras vean la Luz de la fe. Todo se une en el Señor y su bendita Madre, la razón de ser de la Semana Santa: el sacrificio por amor de Dios mismo, que Ciudad Real y sus cofrades glosan en la gracia de su cuaresma y en el amor a su Semana Mayor.
Porque…podría contaros que la Semana Santa de nuestra ciudad es ese frío que recorre el cuerpo cuando la luna pinta desalientos sobre los callejones de un barrio perchelero…podría deciros que la Semana Santa de nuestra ciudad es ese silencio de un viernes que derrama Sus Dolores al calor de la luz grácil, palpitante, de unas velas que empapadas de devoción lloran al compás de una oración musitada desde el zaguán del cielo mismo de nuestra ciudad…podría confesaros que la Semana Santa de nuestra ciudad es ese pellizco que acaricia el alma cuando te giras y ves que un palio, encendido de Dolor, viene “mu a poquito a poco” marcando las huellas de tu camino.
Pero la Semana Santa de Ciudad Real, para todos los que pasáis por aquí, es mucho más que todo eso…
Es…el requiebro de un varal al sentir el susurro de la piedra de Santiago y su puerta ojival, añorando viejos tiempos, salidas de una casa de verdad. Es…un sueño de Amor dormido entre hojas de naranjos y azahar, que de nuevo y con andar decidido romperá el silencio del frío rodar. Es… Piedad que muere al compás de un silente y sobrio rachear, rancias filas de negro tafetán sabor a cofradía, olor a viga vieja, entumecida, añejas cancelas de Catedral. Es… la luz derretida que se vierte en los platillos de tu candelería al pasar por el convento, y tu gente te aclama como Reina sin pecado “concebía”. Es… el anhelo de tu mirada escondida, bella perla de Santiago, primorosa consentida, bajo un cielo azul que refleja los dorados del día, rebosante de pureza, Dolorosa, Virgen María. Y… es Reina por la Merced, “malhería” al Coronar a su Dios entre burlas e ironía. Y…es Esperanza de un barrio que navega buscando sus ojos, como faro que a buen y seguro puerto les lleva y en la negra oscuridad les guía. Y…es la Pena que arrastra mi Dios cada Martes por el Carmen, silencio roto por el crujir de la madera, por el compás de una gente buena, ahí viene el Señor paseando su triste Pena. Esta es la Semana Santa que vivimos, la que quedara para las estampas, con la que un día nos harán soñar nuestros hijos y pellizcara lo más hondo de nuestra cansada alma… Esta es nuestra Semana Santa, lejos, muy lejos Miguel, de los reflejos de neón que a Dios y su bendita Madre, nuestra Madre, les asusta y espanta.