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lunes, 31 de marzo de 2014

El corazón puesto en el atril...

Con los compases del Himno Nacional resonando en el Quijano, Ciudad Real abre la cuenta atrás de la consagración de la primavera. El pregonero nos ha deleitado con una teoría completa, ética y poética, de la “Pasión según los cofrades de Ciudad Real”; es decir, la plena floración de la Fiesta Mayor de la ciudad, el estallido de la luz que hace del dolor su gozo, que convierte la meditación en lirismo, desbordando los límites de la razón y de la lógica.

Foto extraída del blog "El Incensario"
Los cofrades hemos vivido este pregón. Ha sido ese grito que nos ha despertado, que nos ha puesto en pie de transfiguraciones rompiendo las rutinas y deshaciendo las normas habituales. Todo parece distinto en estos días, los rostros, las calles, las relaciones personales, el mediodía y la medianoche. Incluso las formas cotidianas de actividad son distintas, afectadas de reacciones y situaciones insólitas, de horarios diferentes, de conversaciones ajenas a la temporalidad. Un lenguaje único y extraño para los ajenos a nuestras cosas ira renaciendo en miles de cofrades, como si la historia saltara por encima de la historia, sin que nadie sepa muy bien a qué momento se refiere cada uno, porque cada cofrade tiene su propia historia de la Semana Santa, su propio pregón y su íntima y secreta consagración de la primavera.
El pregonero ha tenido, en su voz, todo lo nuevo y todo lo viejo de su propia vivencia cofradiera. Su infancia entera ha estado allí, puesta sobre el escenario de un teatro, a embocadura abierta, con la sangre heredada de su gente, sus recuerdos, su intransferible experiencia manchega y toda la singularidad de los sentimientos y pensamientos que la conformaron.
Por eso son posibles pregones como el de Jesús, porque es vivencia pura, experiencia e historia personal, porque es visión de dentro a fuera, porque cada una de sus Semanas Santas han sido distintas, y la de “hoy” será distinta de la ayer y, posiblemente casi no tenga nada que ver con la de mañana. Y esa experiencia de “presente eterno” resulta entonces mágica e inagotable, crece en nosotros en progresión geométrica y nunca se termina ni aun después de finalizar el sueño lírico de nuestro pregonero.
En esto radica la grandeza y la gracia de la Semana Santa y su pregón. En esto se sustenta la necesidad del pregón. Ese aldabonazo de un hombre verdadero y cabal, que ha puesto sobre los pies todas las trabajaderas ocultas en lo más auténtico del alma del cofrade.
Gracias una vez más Jesús, por llevarnos con tu palabra, con tu sentir y con tu corazón a lo más hondo de nuestra más verdadera y pura devoción: el Amor a Dios y sentir su presencia entre nosotros, regustándonos con tus palabras que nos llevaron de la mano a pasear por las calles de nuestra ciudad en su Semana de Pasión.


viernes, 28 de marzo de 2014

"El Sanedrín" se despide esta noche...



...así es, hasta después de Semana Santa, tras la cual se anunciara debidamente la tertulia del análisis de la Semana Mayor de 2014 esta noche se cierra el corto pero intenso ciclo de tertulias de este año.
Esta noche a partir de las 20:45h y en el bar el arqueólogo se trataran las novedades de este año, estrenos, recorridos, comisión permanente, etc. También se hará entrega de la pluma al magno pregonero de este año D. Jesús Torres. Los contertulios serán:

Don Jesús Torres, pregonero de la Semana Santa 2014
Don Carlos Lillo, vicepresidente de la Asociación de Cofradías
Don Manuel Monteagudo, Fical de la Real Cofradía de Ntra. Señora de la Soledad

Don David Casero, vocal de  la Asociación de Cofradías.

La dirección corresponderá al afamado maestro don Gonzalo López de Coca. 

Suerte y al toro, maestros.


Os esperamos a todos

viernes, 21 de marzo de 2014

La estación de los sentidos...

Entramos en las vísperas del paladeo de nuestros más inseparables sentimientos, convivimos con los rituales próximos a la fiesta, estamos a la espera de esa especie de milagro anual que se produce en nuestra ciudad cuando “Dios esta azul” y tierra y cielo anuncian ya un despertar a la alegría.
Porque hay algo que, sin nombrarse, parece estar cruzando por la mente de todo nosotros, de la ciudad y de los pueblos que la abrazan. La sensación de fiesta que hay siempre en nuestros ritos más hondos y en nuestro sentimiento de la Semana Santa.
Más aún. La Semana Santa como gozo, como celebración de una gran fiesta que compromete el comportamiento de todo un pueblo. Liturgia popular, colectiva de profundas y viejas raíces vivenciales.
Ese sentido festivo del culto greco-romano y su carácter de generalización entre los ciudadanos, la afirmación festiva, consiste en que “el sujeto mantiene una relación esencialmente afirmativa con su dios”. Relación que aquí se extiende al mundo que nos rodea, ya que la fiesta es también afirmación del vivir, afirmación colectiva de una relación cultual entre Dios y el mundo (en nuestro caso entre Dios y Ciudad Real) y que se manifiesta en la ruptura de lo cotidiano, alejándonos del peso habitual del trabajo rutinario o utilitario, para recrearnos en lo inesperado. Esto es, todo aquello que hace posible lo que durante el resto del año resultaría imposible. Dar a estos días una significación distinta, insólita, de regalo humano y divino al mismo tiempo. Se es capaz de hacer algo “insospechable”.
Caminar incansablemente, cargar con una cruz durante cuatro o cinco horas tras el “paso” de nuestras imágenes titulares, no dormir, ponerse un costal bajo las trabajaderas, aguantar a pie firme en una esquina solo para ver por un instante el resplandor de una candelería o el perfil de una Virgen en la plata blanquísima de una pared recién encalada, la oscura voz del cante de una “saeta” que nos pone un sollozo en la garganta o la sombra de un Cristo perfilándose en las duras aristas de la luna junta a las espadañas silenciosas, escuchar el silencio que la ciudad no tiene normalmente, dejar que el tiempo y la materia adquieran un sentido distinto de relación más fecunda y creadora, construir el tejido de los sueños con la materia de la propia vida y dejar que el tiempo sea, a su vez, la vida y la materia de nuestros sueños.
Sí, es la felicidad de haber sido creado y de estar aquí y ahora en este instante, el gozo de saberse vivo para ver, o más aún, para participar en la belleza esencial de estas cosas, que en el fondo e incluso sin saberlo, no es más que victoria de la vida sobre la muerte, motivo grande, por tanto, de alegría. Esta ciudad de los siete días iluminados es un verdadero don, un regalo de la naturaleza y de la historia, algo que va más allá de la organización humana. Algo que se nos da, que es gracia, que es como un encuentro feliz, no por esperado menos sorprendente, ya que siempre es distinto aunque tenga apariencia de ser lo mismo. Cada Semana Santa es “otra”, es “nueva”, siendo la misma. Porque para el partícipe de la fiesta, la fiesta “es él mismo”, está en él, en su visión, en su vivencia. Y él, tú o yo, este año ya tampoco somos los mismos del año pasado, como no seremos los mismos del año venidero.

Innegablemente, cada primavera, cada cuaresma, cada Domingo de Ramos es, de algún modo, el “primer” Domingo de Ramos; es el gozo nuevo, una “nueva” Semana Santa, sin ayer y sin mañana, “todo presente”. De aquí, también su difícil captación para los que son ajenos a nuestro universo cofrade, ajenos al sentido ritual de su estructura comunicativa. Los que ignoran y no entenderán jamás su código sentimental, sus claves sensitivas.

viernes, 14 de marzo de 2014

Sexta estación..

Jesús es azotado y coronado de espinas...

   Un viejo camino nos conduce entre viejos recovecos, rocas agrietadas y arboles centenarios de un Prado. Caminos de Jerusalén ante la cruz de la puerta de nuestra catedral Carmelita. La sexta cruz, muestra pletórica de amor, nos presenta un eccehomo de ofrenda y sacrificio, lacerado, con el rostro ensangrentado y su cuerpo cubierto de purpura. Me contengo; parece como si me quedara solo, sin palabras. En mi interior, escucho la mofa que te profieren los insensatos; y no soy capaz de asumir ni comprender como Dios es humillado, viéndote con la caña en la mano, desgarradas tus vestiduras y coronado de espinas.

"Los soldados le llevaron dentro del atrio, esto es, al pretorio, y convocaron a toda la cohorte, y le vistieron una purpura y le ciñeron una corona tejida de espinas, y comenzaron a saludarle. Salve, rey de los judíos. Y le herían en la cabeza con una caña y le escupían, e hincando la  rodilla, le hacían reverencias. Después de haberse burlado de Él, le quitaron la purpura y le vistieron sus propios vestidos".  Mc 15, 16-20.


Desnudo esta y azotado
con tan terrible fiereza,
que desde el pie a la cabeza
lo veras todo llagado:
que caro le ha costado
al querer el pecador.
Con penetrantes espinas
coronaron su cabeza,
y apretándolas con fuerza, 
rompen las sienes divinas
abriéndose así las minas
del oro de mas valor.
En el balcón asomado
Ecce-Homo dice Pilato.
Y responde el pueblo ingrato,
que muera crucificado
que aun con verlo tan llagado
no esta saciado el rencor.

   Ecce-Homo. He aquí el hombre. Humillado. Ante ti se cubre el rostro. Golpeado. Zaherido. Vapuleado. Ofendido. Hecho un andrajo.Arrastrado al matadero. Tu rostro es un resumen de toda la pasión. Un epítome de todos los sufrimientos que has afrontado por los demás. En tu mirada y en tu iris esta presente la misericordia que transmites por nuestras afrentas y pecados. No manifiestas rabia alguna, mas bien una llamada desgarradora en nuestro interior. Me persuades: Fíjate en el Hombre, en Cristo, en lo que me han hecho por ti. Y me quedo con esta imagen del camino de la Merced. No la olvidare. Tu pasión es mi pasión. Tu camino es mi camino. Quiero seguirte.

    -Te alabamos, Cristo , y te bendecimos.
    - Que por tu santa Cruz redimiste al mundo, y a mi, pecador.



martes, 11 de marzo de 2014

Imágenes e imagen de lo humano y lo divino...

Una ciudad entre el espíritu y la materia. “Imágenes e imagen de lo humano y lo divino”. ¿Obra de fe, de amor, de poesía? El cofrade, y la ciudad con él, saben que siempre hay una procesión que va por dentro, una Semana Santa secreta que solo durante siete días se proyecta, se materializa en los sentidos. Se hace “gracia”, “belleza”, “tradición”. Rasgos sensoriales de la religiosidad y rasgos, a su vez, del cofrade. Vínculos de un radical humanismo que, en su vivir de cada día, quisiera hacer de esta tierra manchega, llana, sombra del Paraíso, cielo en la tierra. Razones del sentimiento que ponen en marcha realidades distintas.
La Semana Santa es algo visceral para cada ciudadrealeño. Aquí, en nuestra ciudad, ante una imagen de Cristo o de la Virgen, ante las Penas, el Nazareno, la Piedad, el Amor, la Caridad, la Salud, la Dolorosa, hay creyentes o incrédulos. Se entiende o no se entiende. Se quiere o no se quiere. Hombres y mujeres que sienten de pronto un algo inexplicable que le ponen de cara al infinito, o gentes que sin saber siquiera lo que hay detrás de tanta hermosura, sin creer incluso, pueden también de pronto, por un instante, volverse contemplativos del sentimiento estético y acabar diciéndose a sí mismos que al menos es verdad que el espíritu, en Ciudad Real, se llena de gozo ante la belleza de un paso de palio.

Y además, ese otro gozo –que es una especie de milagro anual- que se produce en la ciudad cuando llega la primavera. Me refiero a la sensación de fiesta que hay siempre en las vísperas y en los ritos que envuelven a la Semana Santa. Una celebración que compromete el modo de actuar de todo un pueblo.

sábado, 8 de marzo de 2014

Cartel "El Sanedrín" 2014

Esta es la foto que ilustra el cartel de la tertulia cofrade "El Sanedrín" y que fue presentado anoche. También se desarrollo la primera de las tertulias analizando el Martes Santo y sus hermandades. De como trancurrio dicha tertulia les daremos cuenta en los próximos días, de momento les dejamos la instantánea que ilustra el cartel.

viernes, 7 de marzo de 2014

La gracia de la tradición, el gran poder de la fe

Para el hombre de la Biblia, igual que para el hombre y la mujer de nuestra ciudad, y muchas veces decimos que nuestra Semana Santa es otra vez Jerusalén, para el hombre y la mujer, repito, lo que importa es la vida, la verdadera vida disponible con el “argumento” personal que debe desempeñar en ella, en la tensión y en la emoción de tantos encuentros como personas (hombres, no masas) intentan vivir sus vidas. Esto es, en la comunión con los acontecimientos, los ciclos del sentir de cada tiempo, el afán de cada día, el instante, la sorpresa y su magia, el devenir imprevisible. Porque todo ello es “historia", mi historia personal, mi vivencia, y nuestras vivencias juntas construyen el carácter que nos identifica como pueblo. Y al igual que el antiguo Israel, pueblo incapaz de hacer la sabiduría sistemática y abstracta de los filósofos, nuestra ciudad crea la sabiduría de los poetas, la razón poética del vivir y del sentir, no para expresar lo que son las cosas en abstracto, sino para sumergirse en el sentimiento vivo de lo que son las cosas en concreto para uno mismo, la imagen concreta, el hombre concreto, y lo que este mismo hombre concreto, irrepetible y único, es para cada cosa. La imagen de sí mismo en las imágenes y, en proyección inversa, las imágenes reales, materiales, que inciden en el propio imaginar. Necesitamos, por tanto, “visualizar” dentro y fuera de nosotros el sentimiento de lo imaginado. Tener, en definitiva, la imagen de nuestro corazón. Y así aquella imagen del Cristo o la Virgen de nuestros amores asume materialmente, como una señal, como un signo absolutamente vivencial e íntimo, toda nuestra historia personal y secreta, todo el argumento de nuestra comunión con la vida. Es el pellizco interior, el escalofrío que nos produce una imagen determinada, donde nos encontramos de nuevo con la memoria misma de tantos rostros queridos que parecen estar allí, en el rostro de aquel Cristo. Lagrimas nuestras, y alegrías, y enfermedades, y gestos de cariño, el padre o la madre o el hijo que nos acompaña, pasión secreta de cada uno de nosotros, rostro donde uno se identifica por el amor, por el dolor, por el arte, por la belleza, por la gracia, por la tradición o por la fe.

jueves, 6 de marzo de 2014

Es cuaresma...llega "El Sanedrín"


Un año mas llegan las tertulias cofrades "El Sanedrín", comenzaran este viernes día 7 a las 20:45h en el Bar El Arqueólogo sito en la calle Real 32. En este primer día se presentara el cartel oficial de la tertulia y posteriormente se tratara el tema: "El Martes Santo y su análisis". En ella se intentara desgranar todo lo concerniente a las hermandades que componen la nomina de este día. Contaremos con la presencia de :

Da. Ascensión Ruiz París
Hermana Mayor Hermandad de Medinaceli

D. Carlos Galiano Díaz,
 Hermano Mayor de la Hermandad de la Esperanza.
D. Francisco Turrillo Moraga
Hermano Mayor de la Hermandad de las Penas
D: Alberto Blanco Carrillo
Vocal grupo joven Hermandad de la Esperanza
Os esperamos un año mas en la tertulia  "EL SANEDRÍN"

lunes, 3 de marzo de 2014

La luz de una nueva cuaresma

Tendiendo el duende de nuestras devociones como si fuera el bendito pañuelo que sujeta en sus manos, la vida se nos pasa tan precipitadamente como el agua del surco en busca de su destino final, mientras jugueteamos con las estampas de nostalgias en sepia a montar un altar de recuerdos. He detenido mi recorrido sentimental en el templo de mis más rancios y venerados fervores, que es el trastero de mi pensamiento, y ahora, no sé resurgir de la sombra de los sollozos. No me habitúo a faltar a esa esquina donde grabaste los procesos de mi fe con los golpes de tu rosario al andar. Ya no hiede al gélido de tu templo. Ni se oye el rezo de palomitas blancas mientras hermosean tu  celestial presencia. Ni mi paso retumba tan íntimo. Cuando me descubro ante el espejo de tu Cara, sólo puedo vislumbrar mi confesión, mi propósito de enmienda y mi penitencia… y, a que ocultarlo, mi Salud Cautiva, y mi Amor Descendido sin par, y mis Penas. Y mi Dolor, que eres Tú.
Te entraño tanto en el rito de la media luz... a solas, mientras el frío y la luz que está por venir flagelan los cuerpos e iluminan nuestras más arraigadas y sentidas súplicas, me consuela descubrir que yo sin más, he alcanzado a cargar un resplandor efímero por el mismo tránsito por el que Tú fuiste llevando día a día todas mis suplicas y cansadas cruces. No me veo en el reflejo de mi oscuro espejo, no me alumbra la luz de tu escondida y sin par mirada, claridad virginal en mi enlutada historia. Pero pronto un palio de tafetán azulado en la plaza, ya sin este Dolor exagerado, volverá a perdonar mis pecados. Y me consolara en esta vida y en su muerte, dejando mi devoción a la intemperie.