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jueves, 3 de octubre de 2013

La Fe

Dicen que la fe es creer en aquello que no se ve. Eso no sucede en mi ciudad. Los que afirman esto no conocen ese sentimiento que juega con las piedras de un convento cuando a lo lejos y desde su clausura se vislumbra una parihuela de Penas en ejemplar ensayo, desconocen a que sabe el aroma de una sacristía cuando hay que montar y desmontar un efímero altar de insignias y jamás entenderán que los sueños se acurrucan entre las dobleces de una papeleta de sitio justo antes de comenzar a caminar entre el suelo recio de una plaza y el cielo puro de un Martes Santo.
Dejarme que os cuente algo…
La fe que se destila en esta tierra nace en aquellas maderas del arte que declamaron desde la puerta misma del cielo que nos ofrece la sublime clausura del Carmelo; es la salida de un Cristo que se agarra a su Cruz para que todos podamos sujetarnos a Ella; es ese puñal entrelazado a sus Dolores que deambula por Santiago de vuelta, y es María, la que caminó entre senderos de luces hace unas horas, unos días, y que en una subida al cielo por el San Pedro viejo, deja asomar una sonrisa amarga al escuchar un villancico en pleno desenlace de la Semana Santa.
Si queréis que os siga contando cosas de la fe, y de cómo se queda a vivir en los silencios de una madruga de Viernes Santo, en el regazo de una rosa que alberga el Amor de Dios o en la Poderosa Pena de un Señor que es Luz, darme la mano, coger vuestro costal, ajustaros el capirote y acompañarme que aún tenemos muchas cosas por descubrir…

1 comentario:

PEPE LASALA dijo...

Uno de los escritos que más me ha gustado amigo. Puro sentimiento cofrade. Enhorabuena.