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lunes, 12 de agosto de 2013

Ante una puerta...

...por donde pasan mis recuerdos de Ciudad Real, se introduce en mi corazón ese gusanillo de las discordias hondas, la emoción de las contradicciones y los contrastes, cara y cruz del pasado y del presente, realidad y deseo del esplendor ciudadrealeño, infancia y juventud, el ayer entrañable y el hoy extrañado y maduro de las experiencias ya vividas o que se están viviendo.
Estoy a solo unos metros de Ella y es curioso como, aun con la cercanía, se rebrinca la memoria y todas aquellas emociones que en su día me parecieron escuetas, frágiles, e incluso provocadas circunstancialmente por un momento y ambiente concretos, se levantan años después borrando indiferencias y extrañezas de la voluntad, para dejar tan solo lo mas univoco de su contenido, el sentido mas puro y la emoción descifrada.
Así también, estos recuerdos, testimonios y meditaciones en torno a las mas hondas y arraigadas devociones de mi ciudad, vividos muchos de ellos en situaciones muy diferentes y en lugares y fechas que abarcan un amplio espectro de mi propia vida. Lejanías exteriores y exilios interiores marcaron mas de cuarenta años de mi condición nunca negada de ciudadrealeño aunque siempre en difícil "ciudadrealeñia", especialmente con los advenedizos y con los que, desde dentro, hicieron dejación de ese elegante sentido de la medida y de la mesura, inteligente y universal, de Ciudad Real y sus devociones.

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