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sábado, 22 de junio de 2013

El encanto del lugar... El hechizo del momento.

El arrabal de Santiago no llora. Pero si suena. Cerrando los ojos, podemos evocarlo en su cotidianidad o en su fiesta, conocer sus rincones por la voz de sus campanas, recrear los espacios claustrales de sus plazas por el canto de sus pájaros y... como no, por el olor y la devoción en sus días santos...

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