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viernes, 22 de marzo de 2013

Ciudad de Dolores

Esta es la perspectiva ciudadrealeña y "perchelera" no del tiempo como utilidad, sino del tiempo como milagro en que cada cosa se produce a la manera de un regalo de lo puramente suntuoso, la manifestación graciable del sentimiento de estar vivo. La ceremonia de la Gracia.
Su besamanos en Santiago, es como esa gracia anunciadora de que ya estamos en la metafísica de la emoción  Y este anuncio es por tanto algo que se nos da, un don, un regalo que supone la superación del tiempo utilitario y cotidiano.
Así, el Viernes de Dolores, se entraña en Ciudad Real, queriendo o sin querer, consciente o inconscientemente, con una fuerza ritual incambiable. Y además, sencillamente, como algo que llevara siglos circulando en la sangre de las cosas, porque si. Por eso no hay calendario capaz de explicarlo ni de modificarlo.
Y cuando baja de su altar de cultos la Virgen de los Dolores, en la hora exacta en que nos ofrece la pureza de sus manos, la ciudad y sus cofrades saben que hemos entrado ya en el surtidor de los días iluminados.

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