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viernes, 31 de agosto de 2012

Una Cuaresma revitalizadora...

Gracias a Gonzalo y a los que aquella mágica mañana me hicisteis volver a vivir el sueño del Amor dormido.


Amanecía el barrio de los Remedios en blanco y negro. No sabría decir si era un sueño o una de esas realidades que a veces parecen absurdas por su obviedad. Era blanca esa mañana de Cuaresma, la claridad absorbía poco a poco las ultimas penumbras de la amanecida...Pero era una claridad neutra, sin atisbos de color...como si buscara misterioso contraste con mi estado de animo: oscuro, resentido...a modo de esas molestas y persistentes manchas negras que perturban en los ojos la visión...En mi, me impedían ser, casi vivir.
Solo en quienes me rodeaban podía percibir que mas allá de mi había color, vida, matices de ilusión, de asombro, de alegría. Querría pedir prestados  al menos por unos instantes los ojos intensos con que aquellos cofrades miraban a su Madre que, con esa sonrisa escondida que solo Ella tiene, les extendía su preciosisima mano en besamanos de ensueño...los de aquellos cofrades, iluminados por la luminosa imagen del Cristo del Amor en su capilla.
Pero no solo eran figuraciones mías. Desde muy temprano parecía como si el sol brillara de otra manera, menos perceptible...y cuando ya avanzaba la mañana sus rayos no conseguían dorar cálidamente los rostros amables, ni siquiera rozar en un breve adiós la madera bendita de la Misericordia de Dios.
Había acudido al besamanos de la Niña de la Misericordia, pero fue el tiempo y la distancia inquieta de la nostalgia de un Dios que rebosa Amor, el que me hizo buscar un poco de consuelo, o quizás solo de compañía... Allí, en la densa oscuridad del incienso y los rezos, sobre un breve catafalco de sangre y oro, descansaba la imagen del Señor del Amor. Hay una comunión muy especial con ese Cristo sufriente, como si esa pasión y muerte fuera un poco de todos. Sentí en mis manos el peso del dolor de aquel Hombre, la aspereza de la Cruz, las lágrimas no derramadas y quise morir también en aquel instante. La muerte -se decía- no es sino ver la vida en blanco y negro... Cerré los ojos... pero, entre la oscura penumbra, sentí como un escalofrío: alguien reclamaba también la Cruz de ese Cristo y se dio cuenta, en el contacto frío de esas otras manos, que le entregaba también la suya...
Continuo el cálido besamanos... Él y su Amor habían estado muriendo en muchas cruces, pero, a pesar de su apariencia, nadie lo sentía muerto en la ya cálida madera. Tampoco yo. Percibí poco a poco la tenue claridad de las velas con sus matices dorados y los rostros de aquellos cofrades cobraron viveza, como la discreta luz roja del Sagrario, que durante mi estancia en la capilla parecía haberse escondido en el blanco y negro de un estado de animo...



martes, 28 de agosto de 2012

Fuerza, identidad propia, Cautivo Señor y Soberano.



Aquí me tienes a tus plantas,
mi Cautivo, de Tí prendado.
Dime si seré digno de Tí,
mi Señor y Soberano,
Que de todo soy capaz yo
para ver libres tus manos.
¿Seré capaz Señor
de cambiar tu cuerda de esparto
por cordón de terciopelo
que acaricie tus benditas manos...?

domingo, 26 de agosto de 2012

Una ciudad de Caridad repleta

La noche se hizo malva y delirio entre la luz y las piedras centenarias.
Irrumpió de pronto por un costado de la Catedral, abriendo fisuras entre las gentes, un nazareno alto, sobre la Cruz de Guía el Señor crucificado, una luna de porcelana asoma lentamente a la embocadura del Paseo del Prado.
                            Prado de la Loza.

Cuatro islas de luz, al filo de la medianoche, iluminan de lejos la escena. Paso a paso, cárdeno, tumefacto, en el abatimiento secreto de su propia hermosura, se perfila en el fondo de la calle Jesús de Nazaret, "Rex Iudeorum", Crucificado, vendido por un beso ignominioso que hizo de aquella faz el ungüento mas dolorido del mundo.
Paso a paso llega el Cristo de la Caridad al corazón difícil de Ciudad Real. Va de regreso ya, Jueves Santo, y un romano con su lanza teológica parece el largo cuello de la Plaza. Viene despacio, racheado el paso sobre esa geometría de cáñamo y de loza que hacen los pies encima de la calle. Inesperada música que cruje en la negrura de las trabajaderas. Parece el Cristo un mástil de navío cruzando entre un océano de ojos. La mirada expectante que pone su esperanza en aquel Rostro.

                   La luz en las tinieblas de la ciudad.
                   La luz desde la sombra de aquel paso.

La vencida ternura del Cristo de Santiago cobijando el misterio de la pasión del hombre.
Y allí, en la estrechura de la calle, en el bullicio que espera en medio de la plaza, en la noche inconclusa que se disfraza de vitral castellano, Cristo de la Caridad, tu gesto inconfundible, tu perdón sin reservas, tu entrega silenciosa.
Y Ciudad Real aquieta de repente su vaivén de alegría y siente que allí ocurre algo que sobrepasa la razón, y esconde sus pecados tras los arboles de las calles, noche de magia y malva para reconciliarse con la vida.
Y, paso a paso, esos ojos vidriosos de la muerte injusta, esa mirada que apenas se ve, Cristo de la Caridad, va rompiendo las almenas del alma de Ciudad Real abriendo corazones al deseo de una ciudad mejor, de una ciudad más fraterna, más sincera, más sensible al respeto y al amor.


jueves, 23 de agosto de 2012

Un año más

No hay tiempo para ensoñaciones. Lo vivido podremos recrearlo mas adelante, ahora hay que seguir y es hora de escribir la ultima pagina de las vivencias de estos días para cerrar un capitulo más de este libro de la memoria. Se han vivido unos días intensos, que hay que cerrar con un broche luminoso.
Eran... dos largas filas de puntos luminosos, que lo mismo podrían ser estrellas, que las luces de los cirios naturales, o lo que fuera... Solo las luces de los cirios, era lo que se veía... Y allá al final de estas filas de luces, o constelación de estrellas, destacándose sobre el cielo del horizonte de la ciudad ese río de luces en movimiento continuo, que nos trae a la Señora, que viene arropada por todo un mar en bonanza, que en la noche más bella y menos esperada alcanza, la plenitud de sus olas. ¡Quien pensó dejarla sola! ¿No te conmueve su mirada? ¿No te alegra la sonrisa de su Niño que abraza? Trae en los labios la brisa que se respira en el cielo; y su mirada serena, limpia ya de todo llanto, va iluminando el encanto de su carita morena, Inmaculada azucena, los ángeles a porfía, la saludan cada día; ¡Dios te Salve, Morena del Prado!
Y el pueblo que sabe de teología, a su manera, y acierta, quiere decirle lo mejor, lo mas bonito, aquello que recojan las Escrituras como el mejor piropo. "Por eso me llamaran bienaventurada todas las generaciones"... Bienaventurado, lo dijo Ella misma. Pero el pueblo se lo dice a su manera, como un hijo a su Madre, como un enamorado a su novia, como un padre a su hija, como un creyente a la Bienaventurada Madre de Dios y Madre de todos los hombres. como mejor sabe decirlo, y así hay que entenderlo, que nadie se ofenda: Ciudad Real le dice ¡Guapa!, y con eso se lo esta diciendo todo.
La noche puso el punto final, cuando la Basílica cerro sus puertas y un año mas le decimos, "Madre mía, que el año que viene nos veamos igual".

martes, 21 de agosto de 2012

Inconmensurable Reina de la Salud y del dolor...

Dolor de Madre de un Rey, su dolor es sereno, resignado, señorial, ¡augusto!: ¡el dolor de toda una Reina, suprema mártir, que, si se entrega a todo el dolor que cuadra a su infortunio, lo hace sin menoscabo de su majestad soberana! ¡Así, y no de otra manera, lloraría la Virgen cuando stabat justa crucem: con señorío de reina; con resignación de esclava; con...lo que quiera que le competiera, de Madre de Dios!...La Virgen de la Salud no anda. La Virgen de la Salud stat: si firme e inquebrantable como su amor, con un dolor en el alma y en el rostro, como para matar de dolor al universo.


domingo, 19 de agosto de 2012

Nuestro cielo en la tierra...

Aquello...aquello, más que un montón de luces y de flores, de bordaduras y terciopelos, de encajes y joyas, aquello, en fin, más que paso de Virgen, parecía meramente una visión del cielo de los cielos...en el cielo de su barrio, en el cielo de la tierra.
¡Madre mía!

miércoles, 15 de agosto de 2012

La Mujer ciudadrealeña

La mujer ciudadrealeña transmisora de toda metáfora posible, símbolo ella misma de todas las revelaciones sucesivas de la ciudad. La mujer ciudadrealeña, guardiana de los destinos culturales y cultuales de nuestra fe y tradiciones. Ella, desde la sombra, detrás del hijo, del marido, del padre, conservando todas nuestras cosas en su corazón, pasando el testigo a la generación siguiente, y aunque haya sido no pocas veces la gran traicionada en la pervivencia de nuestro destino como pueblo, no por eso dejó de cumplir una importante misión de aliento profético, incluso desde una posición de silencio, siempre paciente, esperando, callando como Maria junto a la Cruz, estando allí al lado del sufrimiento para devolvernos luego la alegría, con esa eterna presencia femenina que el ciudadrealeño no puede eludir, que necesita simbolizar también, visualizar materialmente, convirtiéndola en paso de Virgen, rodeándola de aromas, de música, de LUZ, para que no este sola, para que se sepa que es Ella el cauce mejor de nuestros sentimientos, y que por Ella encontramos la expresión mas perfecta a nuestro encantamiento de hijos que nunca dejaron de andar por los ámbitos que la madre había vivido y amado.
Ciudad Real-mujer, Ciudad Real-paso de palio, Ciudad Real-Reina y Señora, Ciudad Real-Prado gracia y amparo, Ciudad Real-Prado nuestro, rocío de la mañana, refugio de nuestro pecados.

domingo, 12 de agosto de 2012

viernes, 10 de agosto de 2012

Hay un tiempo...

Hay un tiempo cada año...viene a ser por estas fechas...que marca el calendario en la que nuestra Patrona baja al altar y nos reúne a todos en cabildo extraordinario...y allí nos habla de sus cosas, pero sueña, sobre todo sueña...sueña con que le pongan su corona, sus enagüitas de seda, su Niño entre las manos y que le enciendan un bosque de velas...sueña con que le borden su saya, con que la vistan de Reina, la lleven al paso, se asome la luna llena y grite el capataz: "al cielo nos vamos con Ella"...

jueves, 9 de agosto de 2012

La Fe sin caretas...


La gracia de tu rostro...

Este es el universo mágico y el milagro de cada víspera de San Lorenzo. La señal, el argumento, lo distinto, la sorpresa, el devenir imprevisible, la verdadera vida disponible del hombre o la mujer ciudadrealeños. Reconocer en esa determinada imagen la Virgen de nuestros amores, la Morena que reina en nuestras vidas, una asunción material, una imagen real, un signo absolutamente vivencial e intimo donde toma forma toda nuestra historia personal y secreta, y se realiza un encuentro de comunión con la vida. Pero no la vida absurda, cruel y fea de cada día, sino la vida como fiesta, como aventura estética, como razón poética del vivir y del sentir, sentimiento único e irrepetible. Más aún. Para poder expresar las cosas concretas que él mismo necesita, para no ahogarse en la vulgaridad de la existencia cotidiana, el ciudadrealeño crea la imagen material de su propio imaginar. Necesita verse a sí mismo en las Imágenes y, en proyección inversa, visualizar el sentimiento de lo imaginado. Esto le ayuda a entrar en comunión con los acontecimientos.
María será, pues, imagen y semejanza de su propio sentir. Imagen de nuestro corazón. Historia secreta y personal por tanto, y argumento indiscutible de comunión de vida. "Lo sobrenatural que es a la vez carnal". Pero carne y sangre que se da, que se entrega graciablemente, haciendo eternidad del instante de su entrega. Esta es la felicidad: un instante tan solo en que el vivir es sentir y puede reconocerse como gozo. Ese es el pellizco interior, el escalofrío que nos produce una imagen determinada donde nos encontramos de nuevo con la memoria misma de tantos rostros queridos que parecen estar allí, en el rostro de aquella Virgen. Comunión y encuentro...

domingo, 5 de agosto de 2012

Vísperas para toda una ciudad...

Cuatro días para vivir bajo la LUZ radiante del Sol de la ciudad, será en las primeras horas de la tarde de una víspera ya más que tradicional en el Prado y en la Catedral, o en la noche perfumada de tu fragancia toda la ciudad, o en el impresionante altar de tu paso repujado de cariño y de verdad, o recoleta saliendo de tu morada Basilical, vibrante por la plaza que te aclama como Patrona universal, silente por Vía-Crucis o inenarrable y luminosa en tu paseo triunfal.
Hermoso y sin igual día de vísperas de San Lorenzo en Ciudad Real, que a la vez es color y LUZ, o sombra de recatada armonía. Es un día entrañable porque entrañable es la Madre que del cielo baja en este día. Esplendida sobre tu paso de palio. Sugerente y Magnifica como son los enseres dispuestos ese día de tu ajuar para atrapar aún más tu belleza sin igual.
Sencillamente, vísperas de San Lorenzo, ese día podemos considerar día de gran sabor para la ciudad lleno de matices, lleno de vivencias, lleno de momentos siempre nuevos y siempre inolvidables. Podríamos simplificar diciendo que es un día fulgurante en la historia, en la vida de nuestra ciudad.

miércoles, 1 de agosto de 2012

Añorando tu cercana mirada...

Lo usual será iniciar la tarde entre sol luminoso y nubes blancas, y antes de que nos demos cuenta nos hallaremos inmersos en la anochecida, en esos instantes únicos en que la ciudad parece transformarse cada día 15 del mes de agosto, instantes entre dos luces en los que su cara resulta maravillosa a la contemplación. Lastima que se pierdan ciertos momentos mágicos debido a la luz eléctrica, que ahoga los inenarrables cuadros que proporciona la luz de cirios, velas y codales cuando se apaga una calle para que la encienda el paso de su Reina. Aún así, habremos tenido ocasión de contemplar la belleza de la Morena del Prado ataviada co su rico y único ajuar.
En ese ambiente desgarrado de alegría y devoción profunda se desarrolla la tarde del 15 de agosto. Esta tarde está impregnada de historia y sabor antiguo, es día grande por lo que representa para los que aquí hemos nacido y a su amparo nos hemos criado. Cofradía, hermandad insigne, vetusta y de rancio abolengo en la ciudad y en torno a ella percibimos el aroma y el sabor de la capital vieja, de la villa de siempre, de la población que nos hace retornar a la niñez al hilo de algún recuerdo lejano pero siempre vivo en el corazón.
Suele decirse -y no sin fundamento precisamente- que en esa tarde están los cabales, aquellos a quienes el calor de la ciudad y el imán de las vacaciones no logro apartarlos de Tí, aquellos que se sienten en intima comunión con las raíces de su tierra, de sus tradiciones, aquellos que estan porque lo son.
El tiempo parecerá detenerse,  pero antes de que nos demos cuenta nos hallaremos de nuevo ante la impasible puerta de tu bendita casa para vivir los últimos destellos de tos ojos, el último fulgor de tu cara.
Cuando entre la Virgen del Prado solo quedaremos nosotros, habrá que esperar otro año para vivir el milagro de otra tarde de agosto. nos quedará el recuerdo, porque -al igual que la energía- esa tarde con nuestra Patrona entre nosotros, no se pierde, solo se transforma: Nos queda en la cabeza y en el corazón.