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miércoles, 27 de junio de 2012

El de la dulce mirada...

Tiene el equilibrio justo para no caerse; mantiene elevada la figura y da el paso firme y suavemente. Es el Señor de San Pedro. Levanta el talón con valiente ardor y toma la Cruz sin aspavientos, que la quiere como suya porque es nuestra. Alza casi todo el pie del suelo, creando ese espacio infinito y mínimo que existe entre Dios y el hombre. Es el misterio del acercamiento de todo un Dios, al hombre. El es todo Hombre Nuevo; es el Señor de la madrugada del Viernes Santo.
Sus manos acarician el madero como un arpa, con la que crear un himno de alabanza al Amor de Dios, Dios Redentor. Es el Señor de la ciudad.
Camina dulcemente, paso a paso, porque es Dios que lleno de paz, va a morir por Amor. Y siendo por Amor ¿No lo va a hacer en paz? Es el Señor de verdad.
Señor, bendita sea tu cruz, tu forma de llevarla, tu pisada y tus manos. Señor, bendita sea tu pasión.
...Lirio callado y envuelto en mil silencios para ir escuchando la pisada suave de Quien lleva queriendo la Cruz...
Los pináculos nocturnos de la Catedral conformarán la perpetua cofradía de la primavera eterna de la ciudad; y en este día vestirán los mas jóvenes moradas casaquillas y ante el Camarín de la Madre grupos impresionados, cantaran misereres de dolor a Jesús que bajo el peso de una cruz al hombre ha salvado.

2 comentarios:

La_Crivi dijo...

Qué bonito, Magdaleno. Una vez más me sobrecoges con tus palabras. Ojalá el año que viene podamos disfrutar de su día grande, podamos orar en el silencio de una madrugá de ensueño y disfrutar de esos cánticos dulces por la plaza de Santiago...

Gracias por tan sentidas palabras.

Mada dijo...

Ese día, esa madrugada es donde de verdad se disfruta de su cofradía, de su silencio y de su oración...
El Señor hace grande lo pequeño que yo pueda decir..
Gracias Sonia y un abrazo