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lunes, 31 de octubre de 2011

Nuestras devociones y creencias

Melancólico y con el corazón encogido por las recientes y últimas circunstancias sobrevenidas en mi restringido ámbito, mis pasos y mi desolado pensamiento no me llevan a otro sitio que no sean la quietud y el sosiego de alguno de nuestros más vetustos templos de oración y recogimiento. La contemplación y la plegaria son un remedio indefectible; diría más, el poder palpar y constatar que poseemos la más grande y sin par manera de celebrar nuestras tradiciones, hace que por un momento olvide todo lo que hasta aquí me ha traído. Tenemos las mas primitivas y bellas celebraciones Eucarísticas para honrar  a los que más queremos y que un día se fueron para vivir la vida eterna al lado del Padre, atesoramos las más hermosas Dolorosas, que en estos días lucen un luto que las hacen aún más Madres nuestras, y están sus hermandades, que en estos días y prácticamente en su totalidad recordaran a sus difuntos con diversos cultos y misas de Réquiem.
¿Porque andar por ahí con calabazas, disfraces, palabras impronunciables y caramelos como si de una burda representación fantasmagórica y a la vez darle tintes de juego infantil?
Añoro cada día más el salir a la calle los días previos al 24 de Diciembre, en pandillas de amigos, compañeros de colegio o simplemente los primos, los hermanos pidiendo a los vecinos el aguinaldo, a la vez que aporreábamos sus oídos con el "dame el aguinaldo carita de rosa" o algunos de los más conocidos y populares villancicos. Más emoción en nuestras tradiciones y menos terreno de cultivo para estas carnavalescas, desconocidas y extranjeras representaciones que no hacen si no fomentar la falta de un respeto debido y anular los valores cristianos hacia nuestras más sentidas creencias.
Renovado en mi interior tras la corta pero intensa estancia en este remanso de paz que es nuestra casa de oración, abro la puerta del perdón de San Pedro y un grupo de jóvenes y niños disfrazados de esqueletos, brujas y demás seres me devuelven a la cruda y cierta realidad.

1 comentario:

Paco Turrillo dijo...

Qué gran verdad y que bella entrada. Sí señor. No hay mejor recogimiento que con la oración.