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jueves, 1 de septiembre de 2011

Silencio

Ahí estás, como apaciguado por el sueño.
Pan de quietud solemne en la mesa del Padre.
Niño Dios de los prodigios que vencerá a la muerte.
Ahí estás, como un nardo fecundado
en el páramo azul de los crepúsculos,
las llamas rojas que serán tus cinco llagas
harán florecer la esperada primavera.
Ahí estás, la indefensión más pura
que será entregada al capricho de los hombres.
A solas con mi Dios nocturno...
en el tranquilo reino,
en el fondo del alma.
Silencio puro. Mi Señor reposa...

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