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lunes, 13 de diciembre de 2010

Nuestra madrugada...

El silencio es el mudo pregón de penitencia de una noche única. Madrugada del Miércoles, paso a paso, cuando la ciudad se perfuma de azahar que baja de los Remedios, luz de caoba y pasión, destellos que iluminan el misterio de un Dios agarrando la Cruz que calla, triste y patético, frente al mundo. El silencio de Dios. El enigma que nos sale al encuentro para que sea nuestra conciencia de hombres la que hable. Este Jesús de la Penas, silencioso, que sentimos muy cerca de nosotros como una tremenda necesidad, como una muda acusación a nuestros ensordecidos corazones que ya no quieren,o no pueden, escuchar "los gritos del silencio" que brotan, terribles, desmedidos, sin palabras, desde la injusticia, el hambre, el miedo, el sufrimiento...las nuevas plagas que ahogan la vida de millones de seres humanos. Por eso, en medio de la noche única de Ciudad Real, paso a paso, lentamente, el silencio del Nazareno de las Penas es pregón de penitencia, misteriosa sombra de perdón, saeta de dolor esperanzado.

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