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domingo, 17 de enero de 2010

El milagro de Santa Ángela


Las Hermanas de la Cruz y las Hermandades y Cofradías comparten muchas cosas en sus caminos evangelizadores. Por eso quisiera expresar hasta qué punto las Hermanas de la Cruz llevan dentro de su espíritu a las Hermandades y Cofradías.
Le pido a la Reina del Dolor, la Santísima Virgen, que en el valle de sus ojos les guarde un sitio de luz y sueño a estas religiosas. Y también les pido a todas nuestras Vírgenes y a todos nuestros Cristos por las Hermanas de la Cruz, de las que tenemos tanto que aprender. Por ejemplo, caridad; por ejemplo, sacrificio, humildad, penitencia... Ellas, las Hermanas de la Cruz, ante las Hermandades y Cofradías, ejercen el papel de las santas mujeres al pie de la Cruz y vienen a ser como las vírgenes prudentes del
Evangelio. Las conozco. Nací y vivo casi a su lado.
¡Milagros de Santa Ángela! Santa Ángela no hace milagros espectaculares. Ella todo lo hacía partiendo desde abajo, a nivel de pueblo llano. Los desheredados encuentran en la Madre de los Pobres su mejor intercesora, y le piden seguridad antes que esperanza, porque parece ser que en los repartos la seguridad va para el rico y la esperanza, para el pobre, y ahora el pobre -o el que habla en su nombre- reflexiona y solicita que se inviertan los términos.
Era tan bajita la Fundadora que en pie podría tener la estatura de alguna de nuestras Vírgenes arrodilladas ante la Cruz. El milagro de Santa Ángela se pone de manifiesto cada día en su propia existencia, en su amor más allá de la muerte, en la permanencia de su espíritu en sus hijas y en los favorecidos por sus hijas. En el mundo actual existen milagros que no se admiten como tales al no presentar las proporciones exigidas. Yo leía en mi niñez esta pequeña plegaria:
Para aliviar la angustia vulgar de tanta prosa
hoy quisiera un pequeño milagro intrascendente,
uno de esos milagros que nunca ve la gente,
pues su diario portento parece poca cosa...
Hoy apenas te pido, Señor, humildemente,
abrir una ventana y encontrar una rosa...
Cofrades de mi ciudad, vosotros que de milagros sabéis tanto, este milagro de abrir una ventana y encontrar una rosa, lo ofrecen cada día, a cada paso, a cada chicotá -y Dios lo sabe-, esas hermanas costaleras de la Cruz de Cristo que son las Hermanas de la Cruz.

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